Capítulo 4: Coming clean

Caminé hacia la plaza rápidamente y logré ver a Billie unos cuantos metros antes de llegar esperándome sentado en uno de los bancos. Al verme llegar, se paró frente a mí y me abrazó con todas sus fuerzas.
-Billie, me estas ahogando – Dije conteniendo la respiración
-Oh, perdón – Respondió y me soltó.

Nos sentamos en las hamacas que estaban detrás en silencio. Conversamos de distintos temas durante horas hasta que el diálogo se detuvo y ambos callamos.
-Bueno – Billie interrumpió el silencio – prometiste que ibas a contarme tu historia
-Créeme, mi vida no es para nada interesante.
-No importa, quiero escucharla.
-Esta bien, pero jurame que esto va a quedar entre nosotros dos. Nuestro secreto.
-Por supuesto.
-Mmm, ¿Por dónde empezar? – Susurré - Nací el 30 de Octubre de
1974. Mi madre se llama Jane y es, - me interrumpí un instante - es prostituta y por eso nunca conocí a mi padre. La idea aterrante de que fuera un desconocido me abruma todos los días. Supongo que mi sistema auto defensivo me hizo suplantarlo por su supuesta muerte. El ambiente en el cual ella trabaja la llevo a consumir drogas y alcohol. Las pocas fotos que viste de mi infancia fueron los únicos y pocos recuerdos felices de ella, antes de que mi madre cayera en ese hoyo negro. Durante los últimos años los días se hacían cada vez más oscuros, y la esperanza decaía aún más cada mañana. – Unas pequeñas gotas rodaron por mi mejilla, pero seguí - La situación empeoraba a cada minuto. Cambié más veces de identidad que de ropa. Fueron años duros, en los que nos trasladamos incontables veces de estados y de países; y ahora por fin, tenemos la oportunidad de establecernos en un lugar. Soy hija única y tú eres lo único bueno que me ha sucedido hasta ahora y moriría si te perdiese. Nunca le conté esto a nadie, ni siquiera a Kristen. Está en lo más profundo de mí. No suelo expresar mucho mis sentimientos - Sentí un alivio profundo al decírselo, pero a la vez tenía miedo.
-Me siento privilegiado, de que me cuentes esto– Acarició mi rostro suavemente y con el dedo gordo secó una lagrima que caía por mi mejilla – Siempre vas a poder confiar en mi, ¿Sabes?
-Si, lo sé. Es bueno descargarse de vez en cuando, pero quiero que me cuentes tu historia.
-Bueno. Nací en Rodeo el 17 de Febrero de
1972. Mi madre se llama Ollie y es camarera en Rod's Hickory Pit. Mi padre se llamaba Andy, era un gran baterista de Jazz. Murió cuando yo tenía 10 años de cáncer... – Se interrumpió - Él fue el que me introdujo en el mundo de la música. Antes de morir me regaló a Blue, mi primera guitarra. Está llena de calcomanías, pegatinas y pinturas, muchas roturas y mis iniciales pintadas en rojo; es una copia de una Fender Stratocaster. Soy el menor de 6 hermanos: David, Alan, Marci, Hollie y Anna. Nos mudamos a Oakland a principios de este año y Mike esta viviendo conmigo.
-Billie, cuanto lamento lo de tu padre
-Esta bien, supongo que ya lo superé. Ya pasaron 5 años.
-Bueno, creo que ahora tenemos algo en común; ambos no tenemos padres, pero tú en cambio, tienes la suerte de haberlo conocido – Mis ojos se inundaron de pequeñas lágrimas.
-Tienes razón y agradezco a Dios por eso.

Pronto se produjo otro silencio incómodo. Por un segundo me quedé mirando a la nada y me pareció ver a alguien espiando detrás de un árbol. No hice caso alguno, debía estar imaginando.

-¿Qué hora es? – Pregunté finalmente.
-Las cinco – Contestó Billie mirándose el reloj de muñeca.
-Mejor me voy a mi casa.
-¿Quieres que te acompañe?
-Bueno - La verdad es que no quería. Necesitaba un tiempo para mi sola. Contar mi historia trajo malos y tristes recuerdos y no quería que Billie me viera llorar, en cualquier momento podía explotar. A la vez, sentía que lo había traído fantasmas de su pasado y que gracias a mi estúpida pregunta volvieron a su cabeza. Eran demasiados pensamientos merodeando por mi cabeza. Tampoco quería volver en un silencio de luto sin poder sacar tema alguno.

- Billie, ¿Cuál es tu banda preferida? – Pregunté repentinamente para romper el hielo
- Definitivamente, Sex Pistols. ¿Tu?
- Ramones, amo su música. Mm, ¿Color favorito?
- Verde
- ¿Signo?
- Acuario
- ¿Alguna vez te suspendieron?
- Paso más el día en el cuarto de Detención que en clase
- ¿Fumas?
- A veces, cuando estoy nervioso o alterado.
- Malas noticias, no me gusta que fumes.
- Entonces no lo haré – dijo y sonrió
- ¿Saldrías con alguien que tenga creencias religiosas diferentes a las tuyas?
- Si, supongo
- ¿Tienes algún tatuaje?
- Si, tengo varias estrellas en el brazo izquierdo
- ¿Saliste con alguien de la escuela?
- Sí, en segundo grado dos chicas me dieron una paliza así que las invite a salir - lo miré boquiabierta y él rió – en verdad, y además con una chica de mi curso. Madeline, pero supongo que no funcionó.
- ¿Te va bien en el colegio?
- No, me expulsaron dos veces antes de llegar a este. No me llevo bien con la “autoridad”. ¿Por qué el interrogatorio?
- Para matar el tiempo

Al acabarse las preguntas ridículas, sucedió tal como lo había previsto. Ninguno de los dos emitió algún comentario o palabra en todo lo que restaba del camino. Solo paso un único hecho imprevisto: en lo que quedaba del trayecto me tomo de la mano tímidamente y no me soltó hasta llegar a mi casa.
Cuando llegamos a la puerta, lo despedí con un beso en la mejilla; pero ese beso fue diferente. Había sido un beso frió, pobre, triste y sin amor. Se alejo caminando lentamente sin mirar atrás. Entre a mi casa y un nudo en la panza me hizo una fuerte punzada. No podía comer nada, un vacío profundo habitaba ahora. No sé si mi madre estaba o no, en realidad no me interesaba para nada. Me recosté en mi cama rogando a que el día terminara rápido y al día siguiente encontrarme con Kristen para poder desahogarme. Ella entendería mis problemas.
-Mañana será un mejor día – Pensé para mis adentros.
Pero aún no sabía lo que me esperaba.

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